Yo recuerdo como eras hace treinta y dos años;
eras...como el candor de una rosa temprana,
como el aroma de los naranjos que están en flor,
como los trinos que escuchamos por la mañana,
como el crepúsculo ardiente de la tardor.
Todo, todo lo prometías en tu mirada....
mas todo te lo guardabas en tu interior.
La suavidad de tus labios idolatraba
y esa sonrisa ingenua me cautivaba.
Parece...que me decías...que me darías
algún día lo que guardaba tu corazón.
Mucho has tardado para ofrecerlo,
mucho he tardado en saborearlo,
mas ahora....que lo he probado...
siento que dentro...ayá en mi alma...
renace fuerte la esperanza y la ilusión.
Ahora...que ya has perdido ese candor,
que a mí te entregas con ese fuego de la pasión,
que te abandonas entre mis brazos con mucho amor,
que te estremeces cuando mis manos
recorren con suave tacto tu bello cuerpo...
Ahora...que han pasado ya treinta años,
anida en mí hacia tu vida un gran respeto,
acompañado de una sublime admiración.
Ahora eres...lo que antes eras...acrecentada
con la experiencia que da los años,
eres la meta que deseaba mi corazón;
eres aquella mujer perfecta
que con el tiempo ha madurado,,,
y con cariño a mi me ha dado...
las ilusiones que en treinta años
yo he soñado.
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