miércoles, 18 de abril de 2007

ERES

Eres...
esa mujer luminosa
con ojos vivos y ardientes
y sonrisa contagiosa,
y rodeando tus dientes
esos pétalos de rosa
aún te hacen más hermosa.
Cuando los miro chiquilla,
parece que me están diciendo
que su aroma y su piel
los guardas con mucho celo,
para saborear también
con embeleso mi piel.
Yo ya probé su dulzura
cuando temblabas de pie,
abrazándonos bien fuerte
el primer día aquel.
Ya sentí vibrar tu cuerpo
a pesar de aquel estrés.
Ya intuí que algún día
tu boca a mí me daría
lo más puro de tu ser.
Y hoy... lo que más anhelo,
es coger entre mis manos
tu cara, que tanto quiero,
y depositar mis labios
en los tuyos con esmero;
¡hasta que veamos el cielo!

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