miércoles, 11 de abril de 2007

AYER Y HOY

Te contemplé llorando…
de tu pupila… salía…
como gota de rocío
una lágrima rodando,
y al mirarla… yo veía
un recuerdo triste y frío;
vivencias que van pasando
de una cruel agonía.

Una tras otra las lágrimas
de tus pupilas salían
y lentas se deslizaban
por tus pálidas mejillas…
parecían sendas perlas
que con amor cultivabas
y el camino recorrían
hacia tus labios de grana.

Tu cara cogí en mis manos…
y una a una… con mis labios…
sorbí esas lágrimas tibias
que de tus ojos salían,
y al instante…
como por arte de magia,
tus mejillas…
se tornaron sonrosadas.
Ellos…
han puesto con gozo
la sal en mi corazón,
y en el tuyo candoroso
han devuelto la alegría.
Hoy…
vuelve a ser un día hermoso

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