martes, 24 de abril de 2007

CUANDO LO PERMITA DIOS

¡Oh Dios! Madre de mi vida
tantas cosas quise decirte
pero que nunca te dije,
tantas guardaron mi alma
y quedaron escondidas…
y ahora que me has dejado,
ahora que te has marchado,
se agolpan en mi interior
yodos los tiernos momentos
que me habías regalado.
Ya sé madre…
que te hice padecer
y fue tu calvario también,
que siempre fui de los tres
quien se portaba peor,
mas sabes madre que yo
te amaba con el corazón,
que cuando era un chaval
y no te encontrabas bien,
también yo te cuidé
en tu larga enfermedad;
y cuando aquello pasó…
mis alas me hicieron volar
y en el mundo me interné,
en ese mundo traidor
que me ofrecía placer.
muchos disgustos te di
en mi largo caminar,
mucho sufriste por mí…
pero a veces yo también
alegrías te ofrecí.
y ahora que no estás aquí
quiero pedirte perdón
por lo que te hice sufrir.

Mírame desde allá,
madre, con ese cariño
que me solías mirar,
que yo te estoy viendo a ti
como si fuera aquel niño
que estaba aprendiendo a andar,
aquel, que en la pubertad
con trece años cumplidos,
venía de trabajar
llegando de madrugada,
y antes de irse a acostar…
un beso a ti te dejaba
escondido en la almohada
y muy tierno te miraba.
Madre, te llevo en el corazón,
y un día…nos encontraremos
cuando lo permita Dios.

No hay comentarios: