mucho miedo,
de llegar a descubrir
que al final todo es un sueño.
Miedo de despertar un día,
y ver, que todo lo bueno
que contigo yo tenía
era tan solo ese sueño
producto de mi fantasía.
Miedo de no merecerte,
de agobiarte en demasía,
miedo de dejar de verte,
de no poder ya besarte,
de que llegue al fin el día
que tenga miedo a quererte.
Y si la vida traidora
o el destino impertinente
tienen que fijar la hora
de una ruptura inminente;
a Dios le pido que ahora,
el sueño nuble mi mente,
grabe tu imagen por siempre,
y nunca más me despierte.
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